domingo, 9 de noviembre de 2014

MARXISMO


MARXISMO 

La teoría del materialismo dialéctico formulada en el siglo XIX por Marx y Engels tuvo derivaciones en el campo de la teoría del arte en el siglo XX, sobre todo en Rusia. De la obra de Marx se desprendía que el arte es una “superestructura” cultural determinada por las condiciones sociales y económicas del ser humano. Marx consideraba el fenómeno artístico como uno de los factores integradores de la dinámica social, y puntualizó la alienación del arte en relación a los grupos sociales. Para Marx, el arte es un componente de la ideología: cada ideología se corresponde con una visión del mundo que trata de justificar el orden social establecido. Así, la ideología artística equivale a una manera de representar que tiende a justificar la realidad social resultante de las relaciones económicas de producción. Para los marxistas, el arte es reflejo de la realidad social, si bien el propio Marx no veía una correspondencia directa entre una sociedad determinada y el arte que produce. Georgi Plejánov, en Arte y vida social (1912), formuló una teoría materialista que rechaza el “arte por el arte”, así como la individualidad del artista ajeno a la sociedad que lo envuelve. Después de la Revolución Soviética el arte, enmarcado en el realismo socialista, fue estandarizado en unos parámetros definidos principalmente por Maksim Gorki y Andréi Zhdánov: el artista ha de ser catalizador de las fuerzas sociales, fomentando el proceso revolucionario marxista.


Para György Lukács el arte de vanguardia es reflejo del “irracionalismo burgués”. Influido por Wilhelm Dilthey y su distinción entre “ciencias de la naturaleza” y “ciencias del espíritu”, aplicó esta diferencia para establecer una ontología del arte: si la ciencia trata “con los hechos y con sus conexiones”, el arte “nos ofrece almas y destinos”. Para Lukács, el arte está ontológicamente ligado a la verdad, a una verdad mítica perdurable en el trasfondo del hombre durante milenios. EnHistoria y conciencia de clase (1925) aplicó la dialéctica marxista al arte, concibiendo este como una estructura profunda y recurrente inherente al devenir histórico a lo largo del tiempo. El arte es así un fenómeno mimético que recoge los aspectos más esenciales y universales de los acontecimientos históricos. Para Lukács, “el arte verdadero representa siempre la totalidad de la vida humana”








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